«Tu no eres mi madre, mi madre no tiene bo, bo bo bo…»
«¿Bo bo bo botones? ¿Te gustan? Soy tu otra madre, tonta»
Desde hace varios años la animación está demostrando que su técnica no es en exclusiva para hacer películas de corte infantil, sino que también sirve para narrarnos historias más trabajadas y listas para ser digeridas por un público más adulto. Uno de estos ejemplos es Los mundos de Coraline que ni mucho menos es una película para niños, los cuales salen un poco traumatizados del cine, algo que puedo verificar al haberlo visto en primera persona.
Esta historia narra las aventuras de una niña desplazada por el trabajo de sus padres la cual busca un mundo de fantasía donde refugiarse, lo que en principio parecerá un mundo ficticio de sus sueños acabará por convertirse en una auténtica pesadilla que deleitará nuestros miedos más íntimos. Sin abandonar el toque infantil de la animación y el diseño la historia se convertirá en algo un poco más serio y terrorífico, donde los botones cobrarán un sentido hasta ahora no imaginado.
Quizá la mayor pega de esta película es quedarse a caballo entre haber hecho una película totalmente para adultos y una para niños. No se ha querido abandonar la estética y ciertos aspectos muy infantiles para atraer a padres y niños a los cines, pero la historia es más para los padres, los cuales es probable que disfruten más de la película que los más pequeños.
Mención especial al diseño de algunos de los personajes como el gato, los ratones saltarines o el saltimbanqui del piso de arriba.
Los mundos de Coraline sigue la estela de Pesadillas antes de Navidad, pero quitando el edulcorante navideño y convirtiendo el terror paródico de Jack en las auténticas pesadillas de Coraline, quizá mejor tendrían que haberse cambiado los nombres, y que se llamarán Los mundos de la Navidad y Las pesadillas de Coraline.
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Título: Los mundos de Coraline
Título original: Coraline
Año: 2009
Duración: 100′
Dirigido: Henry Selick
Escrito: Henry Selick y Neil Gaiman
Reparto (voces): Dakota Fanning, Teri Hatcher, Jennifer Saunders, Dawn French, Keith David, John Hodgman, Robert Bailey Jr. y Ian McShane
Desde hace varios años la animación está demostrando que su técnica no es en exclusiva para hacer películas de corte infantil, sino que también sirve para narrarnos historias más trabajadas y listas para ser digeridas por un público más adulto. Uno de estos ejemplos es Los mundos de Coraline que ni mucho menos es una película para niños, los cuales salen un poco traumatizados del cine, algo que puedo verificar al haberlo visto en primera persona.
Esta historia narra las aventuras de una niña desplazada por el trabajo de sus padres la cual busca un mundo de fantasía donde refugiarse, lo que en principio parecerá un mundo ficticio de sus sueños acabará por convertirse en una auténtica pesadilla que deleitará nuestros miedos más íntimos. Sin abandonar el toque infantil de la animación y el diseño la historia se convertirá en algo un poco más serio y terrorífico, donde los botones cobrarán un sentido hasta ahora no imaginado.
Quizá la mayor pega de esta película es quedarse a caballo entre haber hecho una película totalmente para adultos y una para niños. No se ha querido abandonar la estética y ciertos aspectos muy infantiles para atraer a padres y niños a los cines, pero la historia es más para los padres, los cuales es probable que disfruten más de la película que los más pequeños.
Los mundos de Coraline sigue la estela de Pesadillas antes de Navidad, pero quitando el edulcorante navideño y convirtiendo el terror paródico de Jack en las auténticas pesadillas de Coraline, quizá mejor tendrían que haberse cambiado los nombres, y que se llamarán Los mundos de la Navidad y Las pesadillas de Coraline.